viernes, 14 de diciembre de 2012

Donde nacen las naranjas

No, no me refiero a los naranjos, no van por ahí los tiros, hablo de Sierra Espuña, Parque Regional protegido ubicado en la Región de Murcia, en esa apartada Sierra tiene lugar un curioso hecho, allí se diseñan y prueban las bicis de la mítica firma británica "Orange", por carambolas del destino, Steve Wade, co-propietario y alma máter de la marca, lleva algunos lustros residiendo en un apartado pueblecito de la sierra dedicado a probar sus bicicletas a conciencia, idílico, verdad?, desde luego Steve se aleja bastante del estereotipo de hombre de negocios al frente de una compañía de fama mundial, detrás de ese calmado y sencillo inglés se esconde una autentico apasionado de la bicicleta que ha hecho de su pasión su forma de vida.


"Tito" Steve, foto: Vic Montesinos

Esa forma de ser y de pensar se destila en sus bicicletas, una Orange no será ni la bici más ligera, ni la más tecnológicamente avanzada, y hasta puede que no sean muy bonitas, aunque esto ya es algo más personal, pero tienen algo que las hace diferentes, su filosofía, en la que prima el disfrute por encima de todo, su proceso de fabricación artesanal, su robustez o sus grandes cualidades dinámicas, que aunque no lo parezca, las tienen, hacen las delicias de los fanáticos de la marca y les hace sentirse "especiales", no mucha gente puede decir que a montado con el diseñador y dueño de su marca de bicis o que han montado por los senderos en las que se han ideado.


Pues gracias a Steve y a Simón, Hipólito y Pitu, sus "colaboradores" en esto de probar las bicis, pudimos disfrutar de unos geniales días de de MTB por Sierra Espuña.


Nos juntamos un grupo de lo más variado, de muchos puntos del país, "Orange Party" llaman a estas KDD's, ya que si bien "aceptan" a bicis de otras marcas( y a sus propietarios ) la mayoría de los asistentes lo hacen a lomos de bicis hechas en Halifax, aunque a decir verdad esto no es más que otra excusa para juntarse con los amigos.

Mucho sendero, para arriba y para abajo es con lo que nos topamos, a eso le sumamos un firme resbaladizo en según que tramos, hay que irse con cuidado, a mí no me avisa nadie y no tardo ni dos minutos en "catar" el terreno de la primera bajada, por suerte sólo son unos arañazos, es un terreno abrupto, las subidas aunque duras, son muy disfrutables, todo sendero y cientos de curvas cerradas que te exigen un esfuerzo extra.




El primer día acaba y estamos todos enteros, que viendo los que somos y el terreno no es cosa fácil.

El segundo día nos dividimos, mientras algunos optan por un día de senderismo, otros optamos por más bicicleta, una vez más con Simón y Steve al frente, más sendero si cabe que el día anterior, y una subida, "La epidural", de la que me acordaré durante mucho tiempo.......una preciosa aunque durísima ascensión por un estrecho y pedregoso sendero plagado de curvas y tramos con muy poca tracción que practicamente no te da respiro.

Nos encaminamos a la bajada final del día, que es tarde y no nos queda mucha luz, el sol empieza a esconderse, Steve quiere que Ricard y yo vayamos delante en el primer tramo, a priori el más contundente, un empinado trecho de bajada lleno de grandes piedras y escalones, una vez superado este, Steve se vuelve a poner al frente de la manada y nos deleita con una magistral clase de pilotaje, la bajada es tirando a rápida pero a su vez con muchos escalones y pasos de "fe", suerte de tener a un buen guía delante (cómo pilota el inglés!), si no muchos de esos pasos no los hubiera abordado de la manera que lo hice.


Foto: Ignacio Orive

El tercer día nos alejamos de Espuña, vamos a hacer una ruta costera por Cabo Tiñoso, empezamos desde La Azohía, un pequeño poblado costero perteneciente a Cartagena, desde el nivel del mar vamos subiendo rápidamente hasta lo alto de los acantilados, luce un día precioso y las vistas son espectaculares.







Foto: Vic Montesinos





Después de un par de descensos, y sus respectivas subidas, llegamos al castillo de la Azohía, una antigua y espectacular fortificación militar ubicada en lo alto de los acantilados, incluso conserva alguno de sus antiguos cañones.







Por avería de su bici titular, Guifré pudo disfrutar de uno de los prototipos de Steve, por lo visto el chisme le gustó bastante.

Foto: Ricky


Sólo nos queda un descenso hasta la Azohía, el más prometedor del día, una trialera de las de verdad, de esas de salir por delante a la mínima, con algún apuro llego abajo entero, los demás igual, ya sólo queda disfrutar de una merecida paella a orillas del Mediterraneo.






Foto: Ricky


El último día también hay ruta, pero mis compañeros de viaje no están muy por la labor, así que muy a mi pesar emprendemos el largo camino de regreso a casa.

Han sido unos días esplendidos, nos han tratado de lujo (muchas gracias a Toñi por sus exquisiteces culinarias) y hemos tenido unos anfitriones y una compañía inmejorable.

Ha sido toda una experiencia rodar por Sierra Espuña, donde nacen las naranjas.